viernes, 16 de noviembre de 2007

[aequus] Argentina y los evangélicos

Hilario Wynarczyk

(Agencia ALC) Entrevista: Ricardo Docampo, Argentina, Noviembre 14, 2007

Publicada en Argentina Evangélica, noviembre de 2007

Hilario Wynarczyk, sociólogo, máster en ciencia política, profesor universitario de metodología de la investigación y taller de tesis, investigador en sociología del movimiento evangélico, integrante fundador del CALIR, pertenece a su Consejo Directivo. Ha sido asesor de la Secretaría de Culto.

Ricardo Docampo : En esta segunda oportunidad para conversar querría continuar enfocando asuntos donde las iglesias evangélicas marcan su presencia en contacto con la sociedad. Usted participó en la celebración de los 25 años de  existencia de ACIERA, en el Hotel Panamericano. ¿Qué comentarios nos haría al respecto?

 Hilario Wynarczyk : El encuentro fue realmente muy bueno por su magnitud y calidad organizativa. Incluyo la música. Y la buena comida. En realidad los evangélicos, especialmente del contexto de  las iglesias evangelicas y pentecostales, siempre han demostrado y ahora lo confirman, una excelente capacidad para organizar grandes reuniones. Habló Luis Palau y tocaron bandas de jóvenes del tipo rockero. Pasaron un video institucional muy bien construido, para mi gusto.

 Solamente formularía una crítica. Pienso que mi crítica no estaría fuera de contexto si tomamos en consideración el hecho de que en el evento se encontraban presentes varios políticos invitados. Mi crítica es la siguiente. Creo que no hubo suficiente percepción, y ninguna mención por parte de los dirigentes evangélicos, del hecho de que la expansión del movimiento evangélico actual, tuvo lugar en el contexto del resurgimiento del sistema político democrático en la Argentina.

 Usted sabe por su actividad entre los hermanos libres y su profesión de abogado, que la mayor expansión del campo evangélico comenzó a inicios de los 80. Cobró fuerza durante el gobierno del presidente Raúl Alfonsín. La gestión de la Unión Cívica Radical promovió la apertura hacia diferentes tipos de movilizaciones sociales, rompiendo con los marcos tradicionales de control social. En esa coyuntura política es que los evangélicos comenzaron un ciclo de expansión que tuvo su motor más importante, sin ser el único desde luego, en la trayectoria del predicador Carlos Annacondia.

 Para decirlo de un modo simple, lo que deseo expresar es que el crecimien-to del campo evangélico debió mucho - a mi ver- al restablecimiento de la democracia. Los gobiernos de la dictadura no lo hubieran permitido, a causa de la influencia que tenía el pensamiento integrista católico en sus filas. Y la posible existencia de puntos de encuentro de intereses de las cúpulas militares y episcopales a favor del mantenimiento de determinado statu quo en la estructura de la sociedad civil.

 Fíjese en la coincidencia, pero precisamente en estos días el ministerio evangelístico de Carlos Annacondia hizo su evento en el estadio de fútbol de Quilmes, para celebrar, precisamente, su 25 aniversario también. El lugar no es fortuito. Annacondia es hijo de Quilmes.

 En fin el contexto político les ayudó a los evangélicos así como en el siglo XIX les ayudó a los primeros pastores protestantes a instalar sus iglesias en esta nación y los países del Cono Sur.

 RD :  ¿No diría Ud. que los evangélicos hemos sido un poco desagradecidos en esto?

HW :  No sé si sería justo decir desagradecidos porque el término lleva implícita cierta carga negativa. No veo maldad y no me toca buscarla. Pero me parece que los hechos que estamos mencionado revelan cierta desconexión de la realidad contextual social y política de parte de algunos dirigentes religiosos. Creo que es necesario percibir que las circunstancias del país, gracias a la acción política en pos del proceso democrático, crearon condiciones en las que el crecimiento evangélico pudo articularse.


En tal sentido es necesario agradecerle a la sociedad argentina por las oportunidades que le da a las iglesias, así como cabe decir que son criticables las restricciones que el sistema jurídico de nuestro país les coloca a las organizaciones evangélicas en varios aspectos debido a la ley de culto sancionada durante la dictadura y el artículo 2 de la Constitución Nacional. En realidad, lo mismo cabe decir acerca de las restricciones del marco legal para otras organizaciones religiosas minoritarias de cualquier índole.

 Cuando los líderes evangélicos se muestran preocupados por llevar una bendición hacia la sociedad argentina y sus problemas, pareciera que los cristianos fuesen los transportadores de un carisma mesiánico. Puede ser verdad. Tal vez lo son. Pero no podrían hacer su trabajo en el contexto de una dictadura como la última que tuvimos, en cuyo ambiente sería de esperar que los considerasen "sectas" pasibles de la vigilancia de la doctrina de la seguridad nacional.


En cierto modo a la apertura para el trabajo estrictamente religioso de las iglesias evangélicas la crearon otros argentinos. Que no son evangélicos. A ellos es necesario darles un agradecimiento y además reconocerlos como fraternos en tanto conciudadanos que prefirieron la democracia a la dictadura y la vuelta a la Constitución Nacional republicana que el país heredó de nuestros padres políticos del siglo XIX.

 RD : Recientemente hubieron en Buenos Aires dos congresos sobre temas religiosos desde la perspectiva de las ciencias sociales. Entiendo que tuvo una participación en el que organiza cada dos años la Asociación de Cientistas de la Religión en el Mercosur. ¿Podría decirnos qué enseñanzas obtuvo acerca de las relaciones entre los evangélicos y la política?
 
RD : Recientemente hubieron en en Buenos Aires dos congresos sobre temas religiosos desde la perspectiva de las ciencias sociales. Entiendo que tuvo una participación en el que organiza cada dos años la Asociación de Cientistas de la Religión en el Mercosur. ¿Podría decirnos qué enseñanzas obtuvo acerca de las relaciones entre los evangélicos y la política?

 HW :  La principal enseñanza que extraje proviene del caso brasileño. Resulta muy interesante y dinámico, como todo lo que sucede en el Brasil. Pero muestra un escenario de riesgos. Me refiero a los evangélicos del sector conservador bíblico en especial, entre quienes ocupan un lugar muy importante los pentecostales y neopentecostales, por su caudal demográfico.

 En primer término, los evangélicos han constituido desde siempre un target de los políticos que tratan de obtener adhesiones mediante prácticas prebendarias. Favores en la obtención de radios y resolución de aspectos legales.

 En segundo término, los evangélicos han tenido la capacidad de actuar con torpeza, según entiendo. Posiblemente se trataría de ingenuidad política. En el Brasil creció con gran vigor una bancada evangélica en el Poder Legislativo. Nunca visto en la Argentina. Pero integrantes de la bancada fueron señalados por su participación en un escándalo financiero con ambulancias. Luego el número de integrantes de la bancada disminuyó sensiblemente. Sin embargo el problema no adquiría su carácter de la magnitud económica de las prácticas oportunistas sino de la gravitación subalterna de los evangélicos en la política. Los evangélicos integran la capa de legisladores de menor importancia. Por consiguiente los más vulnerables para funcionar como fusibles. A diferencia de otros políticos que podrían estar relacionados con manejos inmorales por sumas mayores de dinero, pero cuentan con más poder.

 En tercer término, integrantes de la bancada dieron pruebas de no ser estrictamente democráticos republicanos. Trabajaban como operadores de estructuras verticales constituidas afuera del Poder Legislativo, en sus ámbitos eclesiales. Desde allí emanaban criterios que en virtud de su funcionamiento resultaban corporativos. Y el punto más crucial, el que incrementa aspectos negativos de este sistema de trabajo, es que en la bancada operaban individuos que en sus iglesias ostentaban cargos ministeriales. Por consiguiente se borraba en ellos la diferencia entre las esferas de acción política y religiosa que se supone que debería ser estricta. Esto es muy importante en la perspectiva protestante que siempre ha resguardado la laicidad del Estado. Inclusive la iglesia católica tiende a separar con firmeza la actuación de los clérigos en los dos ámbitos, la iglesia y la política. Lo cual indica la importancia del concepto.

 

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