Hace pocos días estuve en el Colegio San Andrés, colegio presbiteriano, mi colegio de toda la vida y perdonen esta nota personal. Este año cumple 90 años de su fundación y parecía que el tiempo no se había movido, sus pasillos estrechos, sus patios donde muchos jugabamos fulbito al mismo tiempo sin confundirnos de equipo, la asamblea de las mañanas donde la Palabra era abierta y enseñada permanentemente. Y mientras caminaba a paso lento me preguntaba ¿qué permitió que una visión, como la que dio nacimiento al Colegio, sea mantenida en el tiempo? Inmediatamente sentí una respuesta, que ello era el sostenimiento que Dios daba a algo que nació de un corazón y de un carácter de un hombre realmente temeroso de Dios, como el de John A. Mackay, tanto así que el lema del Colegio fue “Timor Domini Initium Sapientiae”, es decir El Temor de Dios es el Principio de la Sabiduría. Mackay nos deja una enseñanza no sólo de inteligencia sino de carácter y es allí donde logra su influencia. Los ejes ideológicos de nuestra política nacional lo reconocieron, como Victor Raúl Haya de la Torre y José Carlos Mariátegui, pero su influencia fue vasta y estuvo presente en el pensamiento latinoamericano donde dejó sentada su pasión por la justicia social, la libertad religiosa, los derechos humanos, y las reformas laborales entre otras cosas. Cuánto necesita el Perú de hombres de un carácter rendido al temor de Dios. Hoy pasamos una crisis real que nos lleva al desencanto y al individualismo. La corrupción se ha vuelto conviviente del Estado y eso causa mucha frustración y desesperanza.
Mi saludo a los fundadores, profesores y exalumnos que se suman a esta lista, y mi invocación a que revisemos nuestras raíces y busquemos la verdad, para bien de nuestras familias y del Perú que tanto lo necesita. Adjunto una semblanza muy interesante sobre la vida de John A. Mackay.
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