lunes 23 de junio de 2008
El caso del levantamiento de Moquegua nos sitúa una vez más en ese Perú con nuevas sensibilidades, que se asoma más autónomo en sus regiones, más luchador en sus derechos, mas articulado desde la sociedad civil. Sólo así podemos entender el levantamiento de mas de doce mil pobladores, indignados no frente a una coyuntura sino a una historia de frustración con un Estado que perciben lejano, que no lo sienten aliado a sus derechos, sino a la ganancia de una gran empresa como
Ello no justifica por cierto la violencia, menos aun el secuestro de personas, que es un camino peligroso que quiebra el Estado de derecho. Sin embargo, no cabe duda que la poca previsión y preparación del gobierno evito desactivar el foco de conflicto y eliminar el desborde de la situación. Más aún se sabe hoy que
El país debe mirar lo pasado en Moquegua no sólo como un problema específico de transferencias sino como una deuda que se tiene con las regiones. Moquegua vive y siente en relación a la trasnacional, los pobladores se quejan de que la empresa no ha invertido lo suficiente en el desarrollo de
Para el imaginario moqueguano existe una alianza de corrupción entre funcionarios, políticos y
Las familias moqueguanas no se sienten protegidas y se saben afectadas por la contaminación, caro precio del progreso, algunas expresiones lo demuestran:
Nelson Peñaherrera C.
La investigación, conducida por Doris Balvín, una de las fundadoras, concluyó que en sólo diez años, la minera había degradado la calidad de vida de los pobladores locales, tanto que se esperaba que al menos la mitad desarrollara enfermedades respiratorias y hasta cáncer por inhalar los humos de la fundición.
“Todos saben que los mineros no llegan a los 40 años”, sentencia una madre de familia en Moquegua. A cambio, estos trabajadores reciben uno de los sueldos más altos en el mercado local, “pero que no lo disfrutan porque mueren ahí mismo”.
http://www.geocitie
Frente a toda esta problemática es imprescindible trabajar técnicamente la regionalizació
El Perú que se asoma generará mayores crisis, que son necesarias para el fortalecimiento de las instituciones. No existe país fuerte y desarrollado basado en personalismos y voluntarismos decía Andrés Oppenheimer, sino generalmente se sustenta en la solidez de sus organizaciones. Hoy el Perú ya no se acepta centralizado, ha tomado una mayor conciencia y actividad regional y se debe crear una política clara de fortalecimiento de este proceso que seguramente cambiará también el rostro social y político del país.
Por un ¡Perú Digno!
Jorge Márquez Chahú
Regidor Metropolitano
Trabajamos para fortalecer el liderazgo de la Comunidad Evangélica
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