lunes 20 de septiembre de 2010
Estamos a dos semanas de las elecciones municipales y parece que ya se configura un escenario, que sin embargo deja todavía un margen para la sorpresa. Ipsos Apoyo en su simulacro de voto, con cédula y ánfora, nos muestra que la diferencia entre Susana y Lourdes es estrecha, sólo 6%. La misma que se acrecienta en la intención de voto. Esto evidencia la influencia que puede tener el poco posicionamiento de un símbolo como el de Fuerza Social, que es justamente el que aparece en la cédula. En la misma encuesta se muestra que Somos Perú y Cambio Radical crecen y Restauración Nacional baja un punto.
Esta es la imagen de un momento, pero que en la cercanía a las elecciones van determinando tendencias. El mundo evangélico, es parte también del mismo fenómeno y ha clarificado algunas posiciones. Los sectores mas protestantes y de iglesias históricas relacionadas con el Concilio Nacional Evangélico estarían mas cercanos a Susana Villarán. Con el Ps. Humberto Lay quedaría un sector de iglesias carismáticas pero que no se deciden a brindarle un total apoyo. Mientras que otro sector estaría apostando a votar por Lourdes Flores.
La segmentación observada responde a desnudar las tendencias clásicas dentro de la iglesia evangélica. Sectores de izquierda y de derecha encontrados en una elección que los enfrenta. Y es que hoy, aunque algunos no quieran aceptarlo, estas elecciones después de la caída de Kouri, son políticas, porque estarían determinando la base sobre la cual hay que mirar las elecciones generales y el despertar de un sector ideológico que quiere repetir el plato de procesos que vivimos en diferentes países de América Latina.
La izquierda, muestra un sector evangélico siempre preocupado por el tema de derechos humanos, sobretodo de las victimas civiles, pero que poco le interesa abordar puntos como el matrimonio gay, y la derecha evangélica mas centrada en principios bíblicos y de moral pública pero sin un sentido social profundo.
Una diferencia fundamental entre ambas opciones es su capacidad de convocatoria, mientras la izquierda se nuclea a través de algunos intelectuales y ONG's. La derecha evangélica puede fácilmente llenar alguna plaza pública con un discurso moral.
David Stoll, describe un panorama semejante para la política de los evangélicos en la época de Ronald Reagan en Estados Unidos "La elección arrasadora de Ronald Reagan en 1980 fue un rudo despertar. Los evangélicos de centro izquierda habían liderado el camino en incitar a sus hermanos para que se involucrasen en los asuntos sociales, pero la derecha religiosa cosechó la mayor parte de activistas".
La importancia de este escenario es que demuestra la imposibilidad de tener un partido evangélico representativo de los intereses de la iglesia y abre más bien el camino de trabajar con los diferentes segmentos para crear los puentes necesarios hacia partidos políticos existentes.
Sin embargo para llegar a ello debemos superar la poca preocupación de las iglesias de insertarse ordenadamente en los procesos sociales y políticos. Existe todavía la marca profunda de la manipulación de los noventa y se pierde de vista la posibilidad de formar cuadros técnicos de trayectoria eclesial que pudieran sumar al recambio de la clase política peruana.
Por un Perú digno, justo y solidario
Jorge Márquez Chahú
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