Tomado del diario El Comercio
¿SE PUEDE SER CREYENTE Y PRESIDENTE A
Dios y las elecciones estadounidenses
Por Carlos Alberto Montaner. Periodista
A Barack Obama, que desde hace veinte años está seriamente afiliado a
Contra Mitt Romney la hostilidad proviene de los cristianos. Romney es mormón y, aunque los mormones reconocen la deidad de Cristo, esa creencia no forma parte del 'mainstream' religioso americano, como también les sucede a los Testigos de Jehová.
Los mormones suscriben cierta forma de politeísmo y sus orígenes son demasiado recientes. Los cristianos están dispuestos a creer que el arcángel Gabriel se le apareció a
Hillary Clinton y Rudy Giuliani --ella protestante, él católico-- no son famosos por sus creencias religiosas, sino por el escaso relieve que estas tienen en sus vidas. El hecho de ser ambos pro choice --como también lo es John McCain--, es decir, de admitir el derecho de las mujeres embarazadas a decidir el destino del feto, y de defender los derechos de homosexuales y lesbianas, los convierte en sospechosos ante los ojos de quienes colocan los juicios morales ortodoxos de inspiración religiosa por encima de cualquier otra consideración. Para la autoproclamada "mayoría moral" (ese inmenso grupo de cristianos intensamente practicantes, especialmente en el llamado Bible Belt del sur del país) tener que elegir entre Hillary y Giuliani o McCain será como escoger entre un dolor de muelas y una patada en la canilla.
¿Tiene sentido este debate religioso? No mucho. En realidad, los mejores presidentes estadounidenses no han tenido una militancia religiosa sectaria. George Washington fue un hombre reservado en las cosas del espíritu. John Adams, Thomas Jefferson, James Madison y Abraham Lincoln estaban dispuestos a aceptar que existía un supremo hacedor, un arquitecto del universo, pero les parecía difícil admitir que ese Dios omnipotente y eterno realmente hubiera encarnado en una figura humana y mucho menos que vigilara meticulosa y constantemente los actos personales con el objeto de castigarlos o premiarlos.
Tal vez el único presidente estadounidense que confundió la misión religiosa con la política fue William McKinley. La razón principal por la que ordenó la ocupación de Filipinas en 1898, tras una noche de agónica meditación religiosa en
En rigor, tener creencias religiosas no garantiza nada, y mucho menos el buen gobierno. Jimmy Carter y George W. Bush han sido dos presidentes profundamente creyentes --ambos 'born again christians'-
© Firmas Press
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