sábado, 28 de febrero de 2009

REPUBLICA DOMINICANA: Iglesias evangélicas critican presencia militares en actos delictivos

(De AGENCIA ORBITA).- El Consejo Dominicano de la Unidad Evangelica, organizacion que agrupa a las iglesias evangelicas de la República Dominicana, emitió su tradicional Carta Pastoral y esta vez en su mensaje criticó la presencia de militares en hechos delictivos alertando en el sentido de que esto no es más que un reflejo del deterioro que vive la sociedad.

Así mismo deploró que en los actuales momentos en la nación dominicana todos buscan su propio beneficio y a nadie le preocupa el interes nacional. "El político se aprovecha de su posición y saca ventajas extras de la misma, el militar usa su poder para provecho propio, el profesor de escuela abusa de la ascendencia que le da su posición, el que sabe un poco de química no pone su conocimiento al servicio de la salud, sino del engaño y el fraude, y el desarraigado social, que no tiene oportunidad de realización, apela a su condición de excluido y se lanza a conseguir ventajas personales por medio del arrebato y la violencia.

A continuación el texto integro de la Carta Pastoral de los evangelicos dominicanos, la cual será leída en todas las iglesias cristianas del país.

"El Consejo Dominicano de Unidad Evangélica (CODUE), saluda y bendice en el nombre del Dios Trino: Padre, Hijo y Espíritu Santo, a todo el pueblo dominicano en ocasión de celebrarse el 165 aniversario de nuestra independencia nacional.

En estos días en que la fecha nos convoca a reflexionar en términos históricos sobre lo que somos como nación, tenemos que admitir que nuestra sociedad está viviendo un problema de ética, donde cada quien se aprovecha de su posición para sacar sus beneficios particulares.

El político se aprovecha de su posición y saca ventajas extras de la misma, el militar usa su poder para provecho propio, el profesor de escuela abusa de la ascendencia que le da su posición, el que sabe un poco de química no pone su conocimiento al servicio de la salud, sino del engaño y el fraude, y el desarraigado social, que no tiene oportunidad de realización, apela a su condición de excluido y se lanza a conseguir ventajas personales por medio del arrebato y la violencia.

Hemos creado una sociedad individualista y violenta, donde la habilidad para sacar beneficios a como dé lugar es motivada con tanto énfasis como si tratara de una virtud necesaria para afirmar la vida. Esta mentalidad individualista y ventajista nos está llevando a la fragmentación, a la desintegración como sociedad y como nación.

Es hora de que reflexionemos sobre nuestro país de manera integral y que dejemos de pegar parches sociales y remiendos inmediatistas para disimular la vergüenza del momento. No se trata de una crisis en la que podemos simplemente contrastar los "buenos" con los "malos", se trata de una crisis moral, es una crisis sistémica, es una crisis de la cultura que nos involucra a todos. Y como todos somos parte del problema, todos debemos sentirnos responsables de la solución.

LAS FUERZAS ARMADAS Y LA POLICIA NACIONAL

Deploramos el estado actual de violencia e inseguridad que vive nuestro país. Ante el grave estado de descomposición que vive la sociedad dominicana nos urge poner en marcha un plan nacional de acción que busque soluciones integrales que apunten a enrumbar nuestro país por caminos más promisorios y seguros.

El hecho que miembros de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional se hayan visto involucrados en actos delictivos es revelador del nivel de deterioro que está afectando a todos los estamentos de nuestra sociedad. Pero no podemos hablar de depuración de los miembros de estos organismos, si no nos preparamos para hablar de un plan de recuperación integral que toque a todos los sectores de la sociedad.

Si hablamos de depurar a las Fuerzas Armadas y a la Policía Nacional, debemos hablar depurar a las escuelas, a los gremios profesionales, a los funcionarios públicos, a la judicatura y a otras instancias. No podemos hacer de los organismos de seguridad el chivo expiatorio de esta crisis moral que está viviendo nuestra sociedad. Los organismos de seguridad son símbolos necesarios que representan el orden, la confianza y la estabilidad en toda sociedad organizada.

Mas que depuraciones rutinarias nuestras fuerzas de seguridad, como la sociedad en general, lo que requiere es de una transformación integral. Sin salarios dignos, sin ejemplos inspiradores de quienes detentan el poder civil, sin una verdadera promoción de valores e integridad moral, los cambios en nuestras instituciones serán de nombres y posiciones, no de actitudes y políticas que es lo que se necesita nuestro país en esta situación de crisis.

Es urgente. Nuestra sociedad requiere una reorientación, un significativo cambio de rumbo. Este estado no será controlado haciendo énfasis de manera unilateral en el aumento de la vigilancia policial o en el equipamiento y modernización de los organismos de seguridad. Estos factores solo constituyen la reacción represiva a males que tienen raíces más profundas.

Necesitamos poner en marcha una visión global de nación si queremos rescatar a nuestro país del estado de improvisación e incertidumbre que nos genera esta cultura clientelista en que nos han sumido tradicionalmente nuestros gobernantes.

No hay que ser un analista de mucho vuelo para apreciar que el ciudadano común habla con resentimiento y enojo. Hay una inconformidad social que se está expresando en delincuencia, desenfado ciudadano y desconocimiento de la ley. Esta actitud se refleja en entrevistas y consultas a través de los diversos medios de comunicación.

Los partidos políticos, en el gobierno o en la oposición, han sido incapaces de canalizar esa fuerza social que se desborda para convertirla en ideal noble que se exprese en trabajo, acciones honestas y superación social y humana. La indiferencia frente a la inequidad social está haciendo insostenible el estado de paz y convivencia por el que lucharon los forjadores de la Patria.

UNA POLITICA DE SALARIOS TRANSPARTENTE PARA LA ADMINISTRACION PÚBLICA

La Administración Pública necesita una política de salarial coherente, justa y transparente. Los salarios de la Administración Pública son desproporcionados y caprichosos, lo mismo que la dietas y otros beneficios colaterales que se aplican en ciertos puestos de trabajo.

Los bajos salarios que devenga la gran mayoría de trabajadores no incentivan a los ciudadanos a integrarse a la fuerza laboral; una gran parte opta por actividades informales en la que debemos incluir la vagancia y la delincuencia.

LA CORRUPCIÓN

La corrupción institucionalizada no sólo es sumamente nociva para la mayoría de la sociedad, sino que provoca el enriquecimiento ilícito de los "privilegiados", mientras que las clases pobres y marginales están destinadas a pagar su costo.

A pesar de ser la lucha contra la corrupción una de las reiteradas aspiraciones de la ciudadanía, los esfuerzos que se hacen desde las instituciones que tienen mayor responsabilidad en la aplicación de medidas no lucen convincentes.

Cuando se desvirtúa la función del Estado para provecho de unos pocos, es un indicador de que estamos caminando hacia un peligroso estado de descomposición, que se agrava en sociedades como la nuestra, donde el éxito se mide en función del dinero que se posee, y se acentúa aún más cuando las oportunidades de ascenso son limitadas por los efectos mismos de la corrupción.

Las causas de la corrupción tenemos que buscarla en la impunidad, la pérdida de los principios éticos y morales, la debilidad institucional y la falta de transparencia en el ejercicio de la gestión pública.

Nuestro mensaje ha sido persistente en demandar que la corrupción sea enfrentada por gobernantes y gobernados. Existe la percepción en la población de que los casos de corrupción han sido tratados con simpleza, por los organismos encargados de prevenirlos y perseguirlos. Cuando se abusa de legalismos que permiten recursos excepcionales, con el caso de los indultos, para la complacencia y el contubernio con la corrupción, los pueblos se sienten burlados y traicionados por sus gobernantes.

La frustración que esa desidia ha provocado en la ciudadanía respecto al sistema democrático está ahí, latente, todos pueden detenerse y ver que la gente esta hastiada, inconforme, desilusionada. La corrupción lo daña todo, distorsiona la administración de la justicia, atiza la criminalidad, dado que el soborno y el tráfico de influencias, con frecuencia, está aliado a múltiples delitos.

Huelga decir que la corrupción es práctica pecaminosa condenable por todos, en todas las naciones del mundo.

MALAS CALIFICACIONES EN LOS INFORMES INTERNACIONALES

República Dominicana es un país caracterizado por la desigualdad social y la pobreza, unos pocos tienen muchas oportunidades, mientras hay mínimas opciones para las grandes mayorías. Esa fragmentación, ese estado de deterioro e inequidad es apreciable en los informes y evaluaciones periódicas que nos llegan desde diferentes organismos internacionales en los que aparecemos en los últimos lugares en casi todos los renglones que tienen que ver con el desarrollo humano. En salud, educación, distribución del ingreso, fortaleza institucional, energía y cuidado ambiental aparecemos en los últimos lugares en casi todas las evaluaciones continentales.

Estas bajas calificaciones que se están reportando en el plano internacional nos obligan a revisar nuestro modelo político y de desarrollo social. Se trata de ver nuestra realidad social en conjunto y hacer un diagnostico consensuado y proceder a la aplicación de soluciones integrales. Es necesario comenzar a construir ese proyecto de nación del que tanto se ha hablado y que el sectarismo partidario ha bloqueado por tantos años.

La comunidad evangélica desde la perspectiva de la fe, ve al país afectado por diferentes crisis que evidencian el nivel de pecado que se ha entronado en la nación, un círculo vicioso y pernicioso que amerita un cambio de rumbo.

Llamamos al pueblo evangélico a reafirmarse en la promoción de integridad, justicia y la paz, que viajemos juntos por el camino marcado por opciones y desafíos, focalizando nuestra atención en la difícil situación de los pobres, cuyo trabajo exige un costo personal y comunitario aceptable.

Que la bendición de Dios sea derramada sobre todos y cada uno de los hogares dominicanos.


Rvdo. Reynaldo Franco Aquino Rvdo. Fidel Lorenzo

Presidente Vice-Presidente

Rvdo. César Vargas Rvdo. Rafael Gómez Acevedo

2do. Vice-Presidente 3er. Vice-Presidente

Rvdo. Marcial Reyes Sobá Rvdo. Eduardo Marte

Secretario Tesorero

PD. Esta carta pastoral será leia en los cultos de cada iglesia evangélica de la Republica Dominicana.




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